viernes, 19 de mayo de 2017

EL SUEÑO SE HA CUMPLIDO

Noche del pasado sábado 13 de mayo. 6 amigos y amigas en el salón de una casa ante una pantalla de televisión viendo lo que esperábamos desde hace nada más y nada menos que 53 años. ¡Y eso que ninguno de nosotros había nacido! Había muchas esperanzas porque las crónicas que llegaban desde Kiev y apuestas que veíamos en Internet eran totalmente positivas. Y cuando empezamos a oir constantemente el mítico "twelve points" con el nombre de PORTUGAL delante el salón irrumpía en aplausos, vivas, hurras y brazos en señal de fuerza y victoria.

Porque si hay una región no portuguesa a la que el triunfo de la representación lusa en Eurovisión le enorgullece y llega a sentirlo casi suyo, esa sin duda es Galicia. Además, cuando la representación española era tan soberanamente mala que desde hacía semanas muchos seguidores españoles (y gallegos, evidentemente) nos sentíamos más representados por Portugal y su canción que por el truño de España.

Y es que sí, Portugal lo ha logrado. Por primera vez en su historia, después de debutar en 1964, de quedar últimos varias veces, de no haber sobrepasado nunca un 6º puesto ni llegar a 100 puntos, el pasado sábado la canción de Salvador Sobral (desde ya una estrella) "Amar pelos dois" alcanzaba la vertiginosa cifra de 758 puntos y la primera victoria de nuestros vecinos en Eurovisión. Era el único país de los llamados "clásicos" que nunca había ganado y por decirlo de alguna manera, la "cenicienta" que nunca encontraba su zapato en el certamen. Y escuchar la canción, cantada íntegramente en portugués, con la interpretación de Salvador, sin fuegos artificiales ni bailes esperpénticos, solo él, su voz y su sentimiento, llevó a Portugal al limbo.



¿Qué significa este triunfo para Portugal? Pues en estos momentos muchas cosas. Nuestros vecinos, agobiados por la crisis más que en cualquier país de Europa, en este extremo de Europa tantas veces olvidados, y con esa sensación perpetua de "saudade" que solo entendemos aquí, son ahora el ejemplo a seguir. Durante el domingo y algunos días más de esta semana he seguido retransmisiones de la RTP (Radio Televisión Portuguesa) sobre esta hazaña, la llegada de Salvador y su hermana Luísa de vuelta a Lisboa, declaraciones de él, especiales... El país está tan orgulloso como si hubiesen ganado el Mundial de Fútbol o una competición de calado internacional, que en el fondo sí lo han hecho porque, que todos los países de Europa hayan puesto a Portugal entre las canciones favoritas y haya conseguido la victoria es el reconocimiento explícito de calidad y aplauso a la representación de este país y, por analogía, al país entero.

Portugal se ha puesto en el mapa de Europa por algo positivo y no por problemas económicos, por corrupción, por tragedias, etc. Y esto durará un año por lo menos, hasta que en 2018 Lisboa organice la 63ª edición del Festival, al que por supuesto acudiremos oleadas de seguidores españoles.

Pero lo que más me ha sorprendido como ciudadano de esta región del extremo europeo llamada Galicia, con "lingua de seu" es que no he conocido a nadie, y recalco, A NADIE, que no se haya sentido identificado aquí con la victoria de Portugal. Galicia y Portugal siempre han estado muy unidos, de hecho tener lenguas con raíz común y que fueron un único idioma allá por la Edad Media es una de las características básicas de ese hermanamiento e identidad comunes. Particularmente he visitado Portugal incontables veces, si no recuerdo mal la primera allá por 1985. Conozco Lisboa, Porto, Faro, Coimbra, Guimarães, Setúbal, Póvoa de Varzim y otras localidades más pequeñitas pero cercanas a Galicia como Valença do Minho, Monção, Vilanova da Cerveira. Y para un gallego estar en Portugal es estar como en casa, en algunos aspectos mucho más cercano que ir a otros lugares de España. Tenemos muchas tradiciones comunes, nos sentimos muy identificados con esa "saudade" tan nostálgica e intimista de la música de los fados, tenemos un patrimonio cultural común en muchos aspectos y, en definitiva, ese triunfo portugués es también un poco nuestro, sin lógicamente haber participado ni lo más mínimo en él... bueno sí, votando masivamente por la canción portuguesa el pasado sábado y también en la semifinal del martes.

Así pues viviremos un año muy intenso a la espera de Lisboa 2018. Las reservas de hoteles para los fines de semana de mayo han volado y cualquier noticia que nos llega de nuestros hermanos o de la actividad musical de Salvador nos alegra y la sentimos como nuestra. Y como efecto colateral podemos reprocharle a TVE su desidia, sus mentiras y desarticular sus argumentos con respecto al Festival de Eurovisión: ni se votan siempre los vecinos (Portugal solo nos tiene a nosotros), ni solo ganan canciones en inglés, ni es necesaria una inversión astronómica en puestas en escenas. Solo se necesita una buena canción, un buen intérprete y sobre todo INTERÉS por ganar, cosa que TVE no tiene, por mucho que cada año digan en programas previos. A ver si con esta victoria toman nota. 

Celebrar Eurovisión en Portugal será una oportunidad única para mostrar el país al mundo y para recibir una cantidad ingente de turistas que dejarán muchos beneficios no solo en la capital sino en otras ciudades del país. Eurovisión solo genera beneficios si se sabe gestionar bien y en eso los portugueses no van a desaprovechar la ocasión, ya han demostrado otras veces que eventos de este tipo les son muy rentables (véase EXPO 98 en Lisboa o Eurocopa de 2004).

Así que... ¡¡¡PARABÉNS PORTUGAL!!! Nos veremos en Lisboa en mayo de 2018, si no hay inconvenientes que nos lo impidan.


jueves, 4 de mayo de 2017

YA LLEGA, YA LLEGA...¡¡¡EUROVISIÓN!!!

Otro año más. Y van 7 que comento el Festival de canciones más importante del mundo. Desde que en 2011, año especial para mí en lo que se refiere a este evento (podéis leerlo aquí y en otros post de la época), es ya una tradición comentar en el blog la edición de cada año. Y vamos ya por la 62ª, que este año nos lleva por tierras de Ucrania, concretamente a Kiev, su capital, que acoge las galas por segunda vez en su historia.

Una edición difícil, marcada por muchas polémicas y que en las últimas semanas ha traído de cabeza a los responsables de la Unión Europea de Radiodifusión (UER) por el enfrentamiento no solo político sino también bélico en la zona este del país entre Rusia y Ucrania. Por desgracia, las tensiones entre los dos países se han trasladado al festival y el gobierno de Ucrania prohibió la entrada en el país de la representante rusa por haber apoyado la incorporación de la peninsula de Crimea a Rusia en 2014. Pero los rusos fueron muy listos quedando como víctimas de esta situación cuando lo que hicieron fue provocar bastante durante todo el año por el despecho ante la victoria ucraniana en 2016 frente a su estrella Sergey Lazarev, quedando éste 3º por detrás de Australia. Además, los rusos quisieron enviar a una intérprete disfuncional, Yulia Samoylova, para que en caso de veto los ucranianos quedasen más en evidencia, pero éstos fueron tajantes y ni con la intervención de los responsables de la UER de permitir que no acudiese a Kiev y actuase desde un plató de la televisión estatal rusa dieron el brazo a torcer. Así las cosas, Rusia acabó retirándose del certamen hace unas pocas semanas amenazando incluso con no acudir en otras ediciones. Es su primera ausencia desde el año 2000 y se notará en el reparto de votos final por el peso que este país tiene entre sus antiguos países satélites.

Polémicas aparte, la edición de este año se caracteriza por ser de bastantes baladas. No hay grandes novedades en cuanto a los estilos musicales y por zonas geográficas las canciones suelen seguir sus cánones. Para mí hay una clara favorita a ganar y estoy convencido que así será, pero ya sabemos que Eurovisión es una caja de sorpresas y con el cambio de sistema de votación el año pasado que le dio el triunfo a Ucrania todo puede pasar. Además los directos a veces difieren bastante de los que llevamos oyendo varios meses desde que se escogió la primera canción allá por diciembre y que tradicionalmente corresponde a Albania, por lo que eso hace que la intriga y la emoción duren hasta el último minuto de programa.

Ante todo diré que para mí este año ESPAÑA no participa. Después del "tongo" que vivimos con la elección del representante español en una gala llamada "Objetivo Eurovisión" allá por febrero y que debido a la repercusión que tuvo semejante fraude llegó incluso hasta el Parlamento para esclarecer los hechos, mi desprecio hacia los responsables de esa elección, los directivos de RTVE y en consecuencia a nuestro representante, es total. De todos es sabido que todo el proceso llevado a cabo por RTVE es un paripé, que no les interesa ganar por no tener que celebrarlo al año siguiente y que para muchos altos cargos estos días de mayo suponen unas vacaciones pagadas por todos en la ciudad de Europa que alberga el Festival, sin importarles NADA quien represente a nuestro país y la calidad de la canción. Así que, bye España, hasta 2018.

Por suerte hacia el Oeste tenemos un país maravilloso que ha tenido muy mala suerte en Eurovisión. PORTUGAL nunca ha pasado de un sexto puesto, siendo un país que ha llevado canciones extraordinarias que a los gallegos nos "entran" más por aquello de la afinidad lingüística y cultural pero en Europa no son apreciadas. Sin embargo, este año nuestros vecinos podrían sorprender y llevarse su primer triunfo con una de las canciones más bellas de toda la historia del Festival, por supuesto cantada en portugués con una sensibilidad enternecedora. Su cantante, Salvador Sobral, es un joven intérprete que ganó la preselección en su país, el tradicional Festival da Canção, a pesar de padecer una enfermedad complicada y de tener problemas graves tanto físicos como psíquicos. Sabemos que Salvador está a la espera de un transplante de corazón y que llegará a Kiev solo para las galas, haciendo los ensayos previos su hermana, compositora de la canción.

¿Y qué decir de esta balada? Pues hay que oirla y sentirla, y si los jurados y el público logran enamorarse de esta melodía y de la interpretación de Salvador, en 2018 estaré contándoos todo esto desde Lisboa. Os dejo aquí el vídeo de "Amar pelos dois" para que opinéis y juzguéis. Por cierto, supongo que será fácilmente entendible, pero si no es así pedid ayuda!!!



De los países nórdicos yo me quedo con la balada de FINLANDIA, "Blackbird" cantada por Norma John, aunque ya sabemos que Suecia en esto de Eurovisión son los subcampeones y cada año se trabajan su participación al máximo, así que Robin Bengtsson con su "I can't go on" al más puro estilo sueco quiere llevarse de nuevo el triunfo y empatar a victorias con Irlanda (7 veces).

En los países de la antigua órbita rusa destacan ARMENIA con su "Fly with me" cantada por Artsvik y ESTONIA, que podía ser la sorpresa escondida y conseguir su segundo triunfo con "Verona" de Kooit Toome (repetidor en Eurovisión ya que acudió en 1998 a Birminghan, cuando ganó Dana International) y Laura, integrante del grupo Vanilla Ninja que representó a Suiza en 2005 precisamente en Kiev, aunque es del país báltico.

En los Balcanes, nada destacable, a no ser la extravagancia del representante de Montenegro, Slavko Kalezic que cantará sin dejar indiferente a nadie una canción discotequera llamada "Space". Australia, en su tercera participación y después de quedar 2ª el año pasada, siendo la más votada del jurado, no parece que vaya a sorprender, pero seguro que garantizará una actuación de calidad porque el interés por demostrar su potencial está ahí. Y de los países llamados clásicos se le está dando mucho bombo a Bélgica con una joven de 17 años llamada Blanche que canta una canción muy moderna llamada "City lights" pero que puede ser el "bluf" de este año.

Pero la gran favorita y que está arrasando en apuestas, visionados de youtube, merchandising, redes sociales, etc., y que tiene a su país totalmente volcado con su representante y su canción, es ITALIA. No ha dejado indiferente a nadie y prácticamente todos los clubes de fans europeos le dan su "12 points". La verdad es que FRANCESCO GABBANI y su "Occidentali's Karma" puede convertirse el próximo sábado 13 en un auténtico bombazo a nivel internacional.

El vídeo lleva más de 107 millones de reproducciones en youtube y ya es la canción más oída de Eurovisión de la historia en esa web de vídeos (bien es verdad que hablamos desde hace unos 20 años que existirá youtube). La RAI se ha volcado con la promoción de la canción y país que pisa Francesco para cantar y bailar con su "mono" es una locura. Lo cierto es que tanto él como la canción crean un buen rollo que no es difícil decir que es la ganadora a priori. Hay ya parodias, bailes de grupo, actuaciones escolares, cambios de letra... "Occidentali's Karma" es una crítica al modo de vida occidental, pendiente de las nuevas tecnologías, de la banalidad, pero con un toque de humor extraordinario y eso, un buen rollo total. Ya ganó el conocidísimo Festival de San Remo, así que un triunfo en Eurovisión convertirán a esta canción en un himno y un éxito mundial. Os dejo el vídeo y ya me diréis también vuestra opinión.



En poco más de una semana tendremos un nuevo ganador o una nueva ganadora para el palmarés. Y lo que digo siempre. Cualquier canción que no esté aquí citada y llegue a puestos altos será una auténtica sorpresa. Mis votos, por supuesto, salvo desastres de última hora, irán para Italia y Portugal, deseando que sea uno de los dos países quien gane esta edición. Además, tendríamos cerca el destino de la sede de 2018, por lo que tendríamos que empezar a ahorrar para poder volver a vivir las emociones que genera este evento. Así que nada, hagan sus apuestas y ya nos veremos por aquí después del 13. ¡¡A DISFRUTAR!!